Tú y tu vida…esa relación tan especial.

Eres un Ser espiritual encarnado en un cuerpo físico…esta realidad es evidente. Evidente es que esta vida es una experiencia única, independientemente de los conceptos de inmortalidad del alma y de las creencias personales. Tu vida es un tesoro, un regalo de Dios que hemos de venerar y saber corresponder. Vamos a intentar dar las claves para gobernar nuestro destino, dentro de los vaivenes del mundo y el tiempo que escogimos para experimentar. Claves: Hemos de convertir los momentos de felicidad en actitudes de felicidad…sólo así nuestra vida adquirirá un talante positivo. Reducir gastos: hagamos una seria reflexión sobre la ingente cantidad de productos que adquirimos y que realmente son prescindibles…discernir lo necesario de lo caprichoso será un punto vital en el camino de nuestra calidad de vida y nuestra economía. Aprendamos del pasado (sin apegos ni lastres emocionales), vivamos intensamente y conscientemente el presente y preparémonos para el futuro. Hay que construir metas y tener objetivos ambiciosos (no envidiosos ni avariciosos) El bienestar económico, el éxito financiero y una vida próspera no están en contradicción con la bondad ni con la espiritualidad (hay que saber gestionar las variables y priorizar lo importante) Trabaja en aquello que “ames”…tu persona es mucho más importante que tu currículo. Conserva siempre la humildad: el ego estará pendiente de tus títulos y logros para ensalzarte frente a los demás y hacerte creer que estás a un nivel superior. Esperar que los demás hagan cosas por ti en lugar de ver que puedes hacer tú por los demás es un signo claro de un alma de baja vibración. Cuida Tu autoestima: autoestima es aceptación, es tolerancia ante tus errores, es saber reírte de ti mismo, saber encajar una crítica, agradecer un consejo, agradarte tal y como eres, agradecer tus circunstancias y atributos, ser asertivo y tener claras tus prioridades. Se consecuente con tus creencias: haz lo que prediques. Elabora tu plan de vida y cuida todos los detalles…las grandes obras están formadas por pequeños detalles. Se flexible, comprensivo y compasivo: tu salud lo agradecerá…y tú entorno también. Disfruta de las pequeñas cosas: dar un paseo, tomar una infusión, contemplar la salida del sol o una puesta de sol, escuchar el sonido del mar o la caricia del viento en los árboles, ver a los niños jugar… Crea complicidad con los demás: una sonrisa abre más corazones de lo que te imaginas. Resalta las cualidades que aprecies en los demás: estarás potenciándolas en ti. Piensa una máxima: cuanto más poderos@ seas, cuanta más fuerza tengas, cuanto más talento poseas, más compromiso tendrás con los demás. No olvides nunca que no estás solo en la vida y que aunque no seamos conscientes, todos formamos parte de una misma voluntad (la voluntad Divina) Sin el servicio a los demás, tu vida no tiene sentido.