Lo que el amor ha unido, nada ni nadie lo podrá separar. A veces las personas sufrimos cambios inesperados, nos transformamos dejando desconcertados a quienes estaban cerca de nosotros. Unas veces es por evolución personal, y generalmente responde a períodos de formación o dedicación a causa de lo aprendido. Pero otras veces, responde a una deuda karmica, al hecho de asumir cargas de nuestros ancestros, que deben de ser depuradas o transformadas. ¿Cómo lo sabremos?:
·Un fuerte impulso nos lleva a esa situación: se vuelve inevitable.
·Transgrede cualquier norma establecida.
·Afecta totalmente la vida del protagonista y de su entorno.
·Genera un estado ilusorio que confiere la energía suficiente para que el/la protagonista asuma su papel.
·Dura exclusivamente lo justo y necesario para que la lección sea aprendida o se haya hecho justicia.
·Generalmente implica a muchos miembros de la familia, genera separaciones, coaliciones, diferencias, conflictos o puede potenciar uniones. En todo caso, ayuda a poner los puntos sobre las íes.
En el amor, como en cualquier experiencia en la vida, tirar la toalla es renunciar, negar, claudicar.
Lo evidente no siempre es lo verdadero ni lo eficiente, es simplemente lo que los sentidos captan...y los sentidos son siempre la presa preferida del ego, de las ilusiones y los espejismos.
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