La deuda billonaria que tenemos en nuestra sociedad obedece a prácticas ilícitas propiciadas por la ingeniería financiera, producto de la especulación, de la avaricia y del oportunismo.
Actualmente en los mercados bursátiles, como desde hace tiempo, tenemos la posibilidad de especular hasta con 10 veces la cantidad del capital que podríamos disponer, comprando y vendiendo sin utilizar realmente el dinero, cargando el mercado de "papel" que no tiene respaldo económico efectivo.
La solución es dejar de especular, abandonar la ilusión de ganar dinero sin necesidad de esfuerzo, sin necesidad de realizar un trabajo (intelectual o físico) y sin implicar el bienestar de los demás.
La economía de "guerra" a la que nos hemos acostumbrado, debe de dar paso a la economía de la "sostenibilidad", donde seamos conscientes de que los recursos son limitados y de que le buen uso de los bienes materiales puede hacer compatible un estado del bienestar para todos.
Sin duda la igualdad no es factible a efectos materiales, pero debe de ser una máxima a niveles estructurales y organizativos.
Consumir con inteligencia es aplicar la inteligencia emocional en el consumo de bienes y en la colaboración social.
Formamos parte de una sociedad y como integrantes de la misma, tenemos responsabilidad individual en el logro del bienestar colectivo.
Priorizar la calidad a la cantidad, lo necesario a lo prescindible y lo afectivo a lo material, nos ayudará a tener una economía más saludable y justa.
Si al comprar un producto nos preocupamos de lo que hay detrás del mismo, en lugar de fijarnos exclusivamente en el precio, podremos colaborar a erradicar la explotación y la manipulación en el mundo industrial.
Si vivimos en el mundo del "estado del bienestar", deberíamos de poner aranceles "sociales" a los productos que nos llegan de países donde los derechos sociales y el estado de bienestar forman parte de una utopía.
Nadie da nada a cambio de nada, sólo el afecto es gratuito, sólo el amor puede romper las barreras de las injusticias sociales, de la explotación infantil, del "esclavismo" enmascarado.
Toda causa tiene su origen, pero no todo origen tiene su justificación.
Namaste.
Jordi
