Foto: Vall de Núria.
A veces puede resultar difícil encontrar sentido a la vida, a la razón de nuestra existencia, o incluso al hecho, idea o pensamiento de ser la consecuencia de un plan destinado a la evolución del Ser y al reencuentro con lo Divino que mora en nuestro interior y que nos mantiene unidos a la energía total o Dios.
Incluso en los momentos de mayor desesperación o de mayor desconexión, te das cuenta de que hay un aliento que nos impulsa a seguir, una vibración que como un "Pulsar" nos transmite el sentir de los demás y nos hace sensibles a su realidad, un sentir que nos ilumina el ser y nos hace luchar, trabajar y esforzarnos por el bienestar de los demás, por lograr una sonrisa, por lograr una mirada de complicidad.
Ese es el milagro de la vida, la vibración del amor y el sentir que nos une hacia un destino final: la fusión total.
Antes de llegar a ese nivel hemos de saber apreciar el valor de la amistad, el compartir sin esperar, el amar sin juzgar, el entregarnos sin miedo a fracasar...y sobre todo el llegar a saber discernir con el fin de aprender a ser justos y poder entregar a cada cual lo que merece recibir.
Saber vivir desde el compartir es saber vivir desde la conciencia que nos permite ser los creadores de nuestra realidad.
No pongas en manos de nadie el don de tu vida ni el valor de tu felicidad.
Namaste,
JPR
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