
La montaña tiene el poder de enlentecer el tiempo -o almenos su percepción-, invitándonos a agudizar los sentidos y volver la mirada hacia sus pequeños detalles: el sonido del viento, la belleza de sus flores, el sonido del agua...compartiendo un espacio natural con especies salvajes...sintiendo que el tiempo no sirve sólo para marcar un horario laboral... es la señal que nos recuerda el valor del ahora, del presente que dura un instante y perdura durante la eternidad.
JPR
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