La Decepción.

¿Quién no se ha sentido decepcionado alguna vez? ¿Quién no ha experimentado la tristeza de una decepción? La decepción es el resultado que obtenemos cuando nuestras expectativas son superiores a la realidad que vivimos. Esto puede originarnos un sentimiento de carencia, de impotencia o de insuficiencia, dependiendo del carácter de la misma. Generalmente la decepción viene acompañada de la sensación de tristeza o incluso de la sensación de ira, dependiendo también de la causa que la originó. Por lo tanto, seguramente, el hecho de sufrir una decepción, debilitará nuestras defensas, afectará nuestra visión del entorno e incidirá en nuestro nivel de prosperidad. La decepción nos conecta con nuestros "agujeros negros" (miedos, inseguridades, dependencias, sentimientos de carencia, etc.) y sin duda abonará el campo de la susceptibilidad, que tan buen rendimiento le ofrece al "ego". Sin juicio no hay decepción. El discernimiento nos ayudará a no depositar falsas expectativas en nada ni en nadie. La comprensión de la realidad que nos rodea y de la realidad del otro, nos permitirá gestionar los acontecimientos desde la aceptación y el amor, pudiendo aportar valor a nuestro entorno y seguir construyendo desde la excelencia.