Viajo por toda España y tengo amigos en todas las comunidades. En algunas tengo verdaderos buenos amigos y lazos que nos unen desde el afecto y el compartir.
Siento verdadera vergüenza de la actitud de nuestros dirigentes, de la clase política y de su mediocridad. De los políticos que hablan sin conocer la realidad de una sociedad (o que prefieren ignorarla conscientemente), de los que viven guiados por los intereses personales, de los que no saben lo que es generar sinergias ni potenciar el valor de cada comunidad. Las crisis son oportunidades. Pueden aprovecharse cuando hacen florecer nuevas habilidades, ideas brillantes o tomas de conciencia, pero, son fatales cuando lo que hacen es perpetuar las carencias y encumbrar a los mediocres y esto es lo que parece que estamos viviendo en nuestro país. Teníamos una Sanidad modelica, con profesionales de referencia y en lugar de optimizar sus servicios y corregir los desajustes, preparándola para poder ser un reclamo asistencial y turístico a nivel europeo e incluso mundial, nos dedicamos a limitarla, "quemar" a sus profesionales y diezmar sus posibilidades.
Tenemos comunidades que, como Cataluña, son verdaderos motores económicos y cunas de emprendedores, y en lugar de favorecer su expansión, facilitando los mecanismos logísticos (corredor mediterráneo, infraestructuras portuarias y amplitud de oferta de su aeropuerto), nos dedicamos a enfrentarla con el resto del País y a demonizar a sus habitantes. Criminalizando las diferencias culturales y queriendo ahogar su lengua, criticándola y haciendo sentir a sus ciudadanos culpables por sentirse orgullosos de la misma.
En lugar de apreciar el valor de cada comunidad, como la Andaluza, la Extremeña, La Comunidad de Madrid, Castilla la Mancha, Castilla León, Cantabria, La Rioja, Ceuta, Melilla, la fantástica tierra Murciana o el valor que nos aportan las tierras de Galicia, de Navarra, Euskadi, Asturias, el Pais Valenciano o la misma riqueza insular que tenemos el privilegio de tener como las geniales Islas Baleares o las increíbles Islas Canarias. Nos dedicamos a favorecer una política de compadreos, de envídias y enfrentamientos. No sabemos reconocer el valor de quién más aporta, ni animar a las más deprimidas, ni crear vínculos ni aunar voluntades. Pero eso si, sabemos señalar con impunidad y cinismo a quién reclama con desespero mayor atención y la revisión de una realidad que ahoga su gestión. España es una cuando interesa, pero, en los momentos críticos, siempre tenemos a Cataluña para criticarla, boicotearla y amenazarla. Si la estupidez pudiera medirse, nuestro país sería un referente, no por la ciudadanía, sino por el poco nivel de sus políticos.
¿Qué valor nos aportan los políticos? ¿Qué acciones realizan para unir a nuestro pueblo? ¿Qué sacrificios han hecho para cambiar la dinámica de este país?
¿Cómo es posible que todavía tengamos un Senado y las Diputaciones? ¿Y pueden tener la poca decencia de ir pidiendo sacrificios? ¿Cómo es posible que todavía no hayan ido por aquellos que defraudan? ¿Con qué poca vergüenza pueden administrar las amnistias fiscales a aquellos que defraudan y que siguen defraudando? ¿Cómo permiten que se realicen ERES sin investigar las causas y las razones? ¿Dónde está la responsabilidad de las administraciones que con tan mala gestión arruinan a las empresas que han trabajado para ellas? ¿Cómo es posible que los "ladrones de guante blanco" sean imputados e independientemente de que cumplan o no las condenas, no devuelvan lo robado?
Si dejamos que las mentes "retorcidas" y "limitadas" de este país gobiernen nuestra sociedad, estaremos abocados a un mundo de precariedades y de injusticias sociales.
¿Cómo es posible que la demagogia y la apología a la xenofobia no estén penadas?
Hemos de reconstruir nuestro país, y tenemos que hacerlo desde el respeto, la colaboración, la comprensión y el conocimiento. Conocernos es amarnos. Compartir es crecer y saber aceptarnos será la clave de nuestra fuerza y de nuestra riqueza.
No dejemos que los políticos nos sigan manipulando. No permitamos que las declaraciones de unos descerebrados (personalidades "azufre", con intereses personales) generen un estado de opinión que nos separe. Todos somos uno, todos llevamos la esencia de los otros y solo desde el respeto y la colaboración podremos crecer y fortalecernos.
Boicotear a una comunidad es boicotear al País y si no somos capaces de verlo, es que el velo de la ira y del odio nos ha nublado la visión y el entendimiento.
Desde Cataluña viajo por España y os puedo asegurar de que somos un País lleno de posibilidades, pero con un trabajo individual: sabernos comprender, sabernos respetar y sabernos amar.
Namaste.
Jordi
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