Hacer las paces con el dinero.
El dinero no es ni bueno ni malo, sino una forma de energía. Como las emociones, puede hacerte sentir feliz o infeliz, puede servirte o esclavizarte.
Si identificas tu propósito y trabajas en aquello que amas, ayudarás a que las energías fluyan, ergo permitirás que el flujo de la prosperidad económica y el dinero se alien a tu causa, en lugar de enfrentarse a ella.
Invertir en tu conocimiento personal y en tu crecimiento espiritual es invertir en tu prosperidad. El miedo genera avaricia y la avaricia conlleva carencias.
Aprende a fluir y a permitir que tu corazón te hable y verás como lo demás te será dado por añadidura.
(Extracto de mi próximo libro Actúa)
Namaste.
Jordi
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