El dolor, la rabia, los celos, la falta de autoestima y el exceso de control, alteran las intenciones primarias y las abocan al conflicto, originando un caos que la psique no es capaz de ordenar.
La energía psíquica queda paralizada por la rigidez y se vuelve ineficaz.
La gente que nos rodea, un ambiente laboral inapropiado y las malas influencias pueden desencadenar este tipo de desordenes. Sin duda, agentes externos como las drogas o el alcohol también influirán notablemente.El flujo de energías positivas como el amor, evitan que la entropía psíquica entre en acción. La retroalimentación positiva favorece la personalidad y la atención fluctúa en el enfoque sin trastorno ni alteración.
El amor todo lo puede. De ahí la gran importancia del papel de los padres en la niñez. Los hijos necesitan amor, educación y mucha comprensión. Sin duda reclamarán que se les indiquen los límites y estos deberán de señalarse sin complejos ni dudas, pero, de forma justa y moderada.
Aprender a restar importancia a los acontecimientos, a saber perdonar y a comprender la postura de los demás será de gran ayuda para que el día de mañana nuestros hijos sean Seres más felices e independientes emocionalmente.
"Todo es muy importante y todo carece de importancia." Saber conjugar el sentido de la gravedad nos facilitará la vida y nos ayudará a gestionar nuestras relaciones con mayor empatía y hermandad.
Namaste.
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