Cuando se tiene al mejor gobernante,
la gente apenas sabe de la existencia de este.
Después viene uno a quien aman y elogian.
Después viene otro a quien temen.
Después viene otro a quien desprecian
y contra el que se rebelan.
Cuando un dirigente no confía en nadie,
nadie confía en él.
El mejor dirigente es aquel que habla poco,
el que nunca habla sin antes pensar,
el que trabaja sin interés propio
y el que no deja huella.
Cuando todo ha terminado, la gente dice:
"Lo hicimos nosotros".
Confío plenamente en que otros sepan lo que es mejor para ellos.
Namaste.
Jordi
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