El idealismo conlleva perfeccionismo, el perfeccionismo nutre la rigidez y la falta de adaptabilidad y todo ello busca una reacción. Busca la aceptación, llegar a Dios a través de su acción. Busca un resultado que le beneficie, con lo que no hace más que actuar bajo el espectro del miedo (quizás sin saberlo o sin comprender verdaderamente la esencia de sus actos).
El reproche, la crítica, la exigencia y la "ejemplaridad", acabarán generando inconformidad, sensación de incomprensión, de soledad...y la ira tarde o temprano aparecerá.
Un corazón disciplinado, lleno de normas y de conductas "moralistas", no puede saber qué es el amor; puesto que vive sujeto a las normas y sus actos son hábitos...no fluye ni se permite sentir.
El amor sólo puede existir en la ausencia del yo; puesto que implica su conocimiento, su aceptación y su liberación desde el amor. Trascender la personalidad es abrir las puertas al verdadero Ser que mora en ti.
Namaste.
JPR
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